hola!! pues aqui voy a poner mi historia aver si tiene el mismo exito del que me an dicho los que ya lo an leido ^///^ (aunque nadie lee lo que yo posteo ¬¬). "Esta historia la he inventado yo, cualquier parecido con realidad, pua coincidencia XD" (Este fic no trata de ningún Manga o Anime)
- Spoiler:
N.A.: todo lo que se nombra en la historia, como nombres o descripciones, tiene su logica, no saquen conclusiones precipitadas. Salvo los nombres: Alicia, Iris y Carolina, esos los he puesto porque he querido XD
Prólogo: Sin necesidad alguna, me planteo que es la vida y las preguntas que nos rodean: ¿De donde venimos? ¿A dónde iremos? ¿Hemos tenido una vida anterior? ¿Hemos sido creados de la nada? ¿O éramos un pequeño ángel inexperto con sus alas, que cayo del cielo a la tierra y se convirtió en humano? En ese caso… ¿Existen los ángeles?
Capitulo 1: La aparición Hoy era 25 de diciembre, estamos en las vacaciones de navidad y no teníamos nada que hacer. En este pequeño pueblo, las tiendas quedan en el otro extremo de la parte en la que vivimos y, aun así, todo queda desierto en estas fechas, la gente se va con su familia y no hay nadie por los alrededores.
Mi hermana melliza, Alicia, releía un libro del que ya tenía las tapas desgastadas de tanto cogerlo. Carol, nuestra hermana mayor, estaba en el ordenador jugando en alguna página Web que había encontrado. Y yo intentaba contestar a una de las muchas preguntas de origen familiar.
Después de mucho tiempo y mucho investigar, no había encontrado respuesta a los misterios que rodean a mi familia:
¿porqué no conocemos a nuestro padre, y nunca hemos tenido noticias de el o su paradero?, ¿Por qué en ningún registro venían datos sobre nuestros abuelos, tíos, primos y demás?, ¿Por qué entre nosotras tres no nos parecíamos lo suficiente para decir que somos hermanas?, ¿Y porque no nos parecemos ni un poco a nuestra madre? Cuando le intentaba preguntar a nuestra madre sobre esto, cambiaba de tema y no me contestaba.
Pero mis preguntas eran lógicas: no sabíamos nada de nuestro padre, nada, no teníamos ni una foto, ni un dato, nada, como si nunca hubiese existido. Nuestra familia… eso si era un misterio sin resolver, lo único que había dicho nuestra madre al respecto era que teníamos una tía que vivía en el extranjero pero que hacia demasiados años que no tenia noticias de ella. Nuestro parecido es lo que más me extrañaba: nuestra madre tiene los ojos azules, nosotras marrones; ella era pelirroja, Alicia rubia, Carol morena y yo castaña oscura. En lo único que nos parecíamos era que las cuatro teníamos la piel muy pálida, pero no éramos albinas.
Mi madre si tenía un misterio, desde hacía mucho tiempo no había cambiado nada, no tenía ni una arruga, eso si que era extraño y que yo sepa, no había encontrado el elixir de la eterna juventud.
- ¡Esta nevando!¡Esta nevando!- los gritos de Alicia me sacaron de mis pensamientos.
Salte de mi cama, cruce la amplia habitación y me dirigí a la puerta de cristal que conducía a la terraza. Me acerque a mis hermanas que estaban mirando por la puerta y vi como unos pequeños copos de nieve caían contra el suelo. Era precioso, era la primera vez que veíamos un copo de nieve, en nuestros catorce y dieciséis años, nunca habíamos ido a la montaña ni estuvimos en ningún sitio donde pudiera nevar.
Nos quedamos mirando durante largo tiempo hasta que el suelo se cubrió por una fina capa blanca. Era la hora de cenar, nuestros estómagos protestaban pero nos costaba mucho movernos de aquí.
Terminamos decidiendo en ir a comer algo, bajamos las escaleras que iban de nuestra habitación al salón y de allí, caminamos hasta la cocina. Leila, nuestra madre, había hecho unas pizzas para cenar, el olor era muy apetecible y sabían muy bien.
Cuando terminamos de cenar, nos dirigimos al salón a ver una película de las que suelen repetir todos los años, no le dimos mucho interés. Alicia y yo empezamos a cantar algunos villancicos, cosa que a nuestra hermana mayor no le gustaba y nuestra madre se reía porque la estábamos haciendo enfadar.
- ¿Qué pasa, Carolina? ¿Por qué no te gustan los villancicos? – la llamé por su nombre completo, eso le enfadaba mucho más, no le gustaba nada su nombre y yo lo entendía, tampoco me gustaba el mío, Iris, es odioso, pero yo no lo hacía queriendo, aveces se me escapaba pero ella sabía que no intentaba molestarla. Esta vez, ella se enfadó.
- ¡No me llames por mi nombre entero! ¡y no me gustan los villancicos porque cantáis fatal!
- ¡Tampoco hace falta enfadarse, solo era una broma! - me defendí.
- ¡Pero soy muy pesadas, siempre es lo mismo! – fue a las escaleras y subió a la habitación.
- Os habéis pasado con la pobre Carol.
- Solo era una broma, y lo sabe, no tenía porque ponerse así.
- En tal caso, deberíais pedirle perdón, si ella no lo acepta, hablaré con ella mañana, buenas noches mis niñas.
- Buenas noches mamá – le dijo Alicia, yo no tenía ganas de discutir pero no había derecho.
Algo molesta, subí con mi hermana las escaleras. Carol estaba dentro de su cama, me acerque a ella.
- Te has enfadado - no era una pregunta, estaba seguro de ello, sino ¿Por qué se había portado así?
- ¿y que?
- Era una broma, no era para ponerse así.
-…- no hubo respuesta por su parte.
- ¡Carol, no tienes cuatro años, tienes dieciséis, no te enfades por una broma!
Se levantó, iba a contestarme, cada vez la estaba enfadando más e íbamos a discutir, lo veía venir. No le dio tiempo a decir nada, Alicia empezó a hablar.
- ¡Decirme que las estrellas del cielo no caen!.
- ¿Cómo van a caer las estrellas? – le dijimos mi hermana y yo a la vez.
- entonces, ¿Qué es esto? – dijo algo asustada.
Nos acercamos y, por un momento, pensé que la ciencia nos había engañado todo este tiempo. Misteriosamente, las estrellas del cielo estaban cayendo, una a una, hacia la ciudad, como meteoritos, ¡millones de meteoritos que venían hacia la tierra!.
¿Era el fin del mundo? ¿De esta forma íbamos a morir? ¿Perderíamos nuestras vidas el día de nochebuena? ¿Cómo si fuera un regalo por portarnos mal durante toda nuestra existencia? No, aquello no era lógico, no podía ser verdad, ¡No es verdad! Morir por una lluvia de meteoritos del que nadie sabia nada, y ni siquiera las noticias de la televisión habían avisaron
Una de las estrellas se dirigía a nuestra casa, no, no a nuestra casa, sino hacia nosotras. En un rápido calculo mental pensé en lo que pasaría. Por mucho que corriéramos, no nos alejaríamos lo suficiente para salvarnos, moriríamos, y al estar tan cerca no dejaría rastro alguno de que hubiéramos estado allí…
Un momento, fijándose bien, aquello no era un meteorito, era… era… era una persona, ¡alguien estaba cayendo del cielo!.
Eso si que era irreal, eso si era imposible, no podía caer nadie desde allí arriba.
Alicia empezó a andar hacia atrás, tenía miedo, y Carol intento tirar de mí pero yo estaba pegada al suelo, no pude moverme ni un milímetro ¿Ellas no se dieron cuenta? ¿No sabían que aquello era una persona?
Intente mirar mejor, saber que es lo que era. Era un hombre, joven, puede que no mucho más mayor que mi hermana, con el pelo corto y negro y tenía algo en su espalda… eran… ¿alas? ¿Aquello era un hombre alado? ¿Era un ángel? Mi mente fallaba, no funcionaba bien, estaba viendo ilusiones.
Finalmente llegó a tierra y se desplomó en la capa de nieve que cubría nuestra terraza. Mis hermanas quedaron perplejas ante la visión, no era una ilusión de mi fantasiosa mente, ellas también lo veían ahí delante. Aproveché la oportunidad para escaparme de Carol e ir hacia él. Abrí la puerta de un tirón y corrí, la nieve estaba demasiado fría y húmeda para que el agua que desprendía traspasara la tela de mis zapatillas y me helara. Caí de rodillas a su lado y pude apreciar que estaba herido y cubierto de sangre. Movió su cabeza lentamente y me miró con unos ojos azules como el cielo en un día soleado.
- Ayúdame - me dijo con una débil voz – por favor, no dejes que me encuentren.
No entendí muy bien sus palabras. La ayuda, lo entendía, estaba herido, pero… ¿Quién no tenía que encontrarle?. Aunque no tuve muchas respuestas, mi cuerpo se movió solo, pasé su brazo por mi cuello, lo levanté con cuidado y lo llevé hacia dentro de la casa. Sus alas caían a los costados de su espalda y una de ellas me rozaba, las suaves y blancas plumas que las componían parecían tan débiles que, con un suave soplo de viento, caerían todas.
Hasta que no estaba junto a la puerta, no vi como Carol discutía con Alicia, que llevaba un balde con agua y unos paños.
- ¡No puedes ayudar a alguien que no conoces!¡Sobretodo si a caído del cielo! – dijo Carol, intentando que su hermana mas realista entrara en razón.
- ¡Eso no tiene nada que ver! Esta herido, y además, míralo, ¡es un ángel!
- No, esas cosas no existen, vuestra mente os muestra ilusiones porque creéis en lo que no existe
-¿No existe? ¿Es que estas ciega o tienes una teoría para ello, como que los muertos están cayendo del cielo?
- … - No respondió, esta vez, Alicia había ganado
Después de tener esa breve discusión, Alicia se acercó a mi para ayudarme a meterlo en nuestra habitación y tumbarlo en mi cama, la más cercana a la puerta, donde ya yacía una manta vieja para no manchar las sábanas con sangre.
Le limpiamos los restos de sangre que quedaron impregnados por su cuerpo y pude apreciar que tenía una herida en su estomago, pero, por arte de magia, esa herida y los otros rasguños que tenía por su cuerpo se fueron curando lentamente hasta desaparecer por completo. Quedo como si nunca se hubiesen producido dichas heridas en su piel.
Hasta que no terminamos de ayudarle, no me di cuenta de que Carol estaba quitando la nieve que se había manchado de rojo, con una pala de jardinería que teníamos guardada en el armario trastero desde que nos mudamos de aquella casa con amplio jardín, hacia ya tres meses, tiraba la nieve a un cubo con agua caliente para que se derritiera y poder tirar el agua. Cuando quería, nos ayudaba a hacer algo sin dejar la minima huella posible.
Me volví a acercar a donde estaban mi hermana y el ángel.
- gracias – dijo él, con su voz dulce y amable.
- ¿eres un ángel de la guarda? – le preguntó Alicia directamente, sin rodeos.
- algo… parecido.
- ah. ¿y te quedaras aquí o ya tienes donde ir?
- la verdad es que no, diciendo bien, acabo de llegar y no sabía donde resguardarme.
- vaya, es una historia bastante interesante, ¿me la puedes contar?
- ejem… - carraspee por lo bajo. No se como lo hacía pero mi hermana era muy atrevida, decía todo lo que pasaba por su cabeza, sin llegar a pensar si lo que dice esta bien o mal o si ofenderá a alguien. Aveces me daba envidia, yo también quería ser como ella.
- creo que no es el mejor momento, es muy tarde y si nuestra madre descubre lo que estamos haciendo, no creo que le haga mucha gracia ver un ángel.
- eso es verdad – dijo Carol apareciendo y cerrando la puerta de la terraza – quien sabe, puede darle un ataque al corazón al verle, o echarnos una bronca, no se sabe nunca como puede reaccionar ella, nuestra madre es muy rara.
- bueno, pues… tu tranquilo, yo dormiré con mi hermana – enseguida volvió a hablar Alicia.
- no, yo estoy mucho mejor, me quedare fuera.
-ni se te ocurra - ¡ja! Esta vez hable yo antes que mis hermanas – alguien te ha atacado, no se si le provocaste o fue el mismo el que lo hizo, pero es mas probable que te vuelva a encontrar si estas fuera que si estas aquí dentro. Yo dormiré con alguna de mis hermanas.
El tema se dio por cerrado, ni mi melliza ni yo dejaríamos que saliera, y Carol tampoco creo que ahora no se opondría a nosotras. Él se dio por rendido y se tumbó en la cama.
Yo me metí con Alicia en su cama y nos arropamos, al igual que nuestra otra hermana. Apagué la luz e intente dormirme, pero no pude. Escuche como las respiraciones de la habitación se acompasaban y se tranquilizaban. No era capaz a dormir, no sabiendo lo que acababa de ocurrir y que hecho ficticio se a puesto ante mis narices y lo he recogido.
Algo dentro de mi me decía que estaba apunto de empezar una aventura.
[Fin del Capitulo 1]
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Les agradeceria que sean sinceron 100% y si ven una falta de ortografia, que me lo digan XD
Tema: Ángel del cielo. 
Dom 19 Oct 2008 - 12:13
